Partidarios de Alejandro Toledo se manifestaron ante el Palacio Presidencial de Lima denunciando un fraude en las elecciones del domingo.

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Las cifras difundidas ayer por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) otorgaron a Fujimori el 49'8% de los votos tras haberse escrutado el 39% de los sufragios emitidos en las elecciones presidenciales y legislativas celebradas el domingo. De acuerdo a las leyes peruanas, para acceder a la presidencia en primera vuelta, un candidato requiere el cincuenta por ciento más uno de los votos, y de no lograrlo, los dos aspirantes más votados deben ir a una segunda vuelta. El jefe de la ONPE, José Portillo, informó en una conferencia de prensa de que -escrutado el 39%-, la alianza electoral Perú 2000, que lidera Fujimori, logró 2.256.416 votos, que representan un 46'9% y que equivalen a un 49'8% considerados sólo los votos validos. Portillo dijo que el movimiento Perú Posible encabezado por el economista Alejandro Toledo está en segundo lugar, con 1.808.533 votos, que representan un 37'6% y que suponen el 39'9% de los votos válidos.

Los resultados oficiales con el escrutinio del 39% de los sufragios se difundieron tras una jornada electoral que alcanzó niveles de alta tensión en la noche del domingo por la disconformidad de Toledo con los resultados de las encuestas. Las empresas de encuestas difundieron el domingo porcentajes que dieron ganador al presidente peruano horas después de haber divulgado unos sondeos «a boca de urna» en que daban el triunfo a Toledo.

La mayoría de las empresas de encuestas consideraron como definitiva la celebración de una segunda vuelta. El recuento extraoficial de la asociación civil Transparencia, un organismo nacional de observación electoral, que fue muy crítico con la campaña electoral por considerar que tuvo muchas irregularidades, coincidió con el de las empresas especializadas, en el triunfo de Fujimori. Las cifras de Transparencia dieron un 48'7% a Fujimori y un 41'04 a Toledo, similares a las de las empresas especializadas. El candidato Toledo dudó de la veracidad de los recuentos extraoficiales que favorecieron al presidente.