El exilio cubano, encolerizado por la forma en que el niño náufrago
Elián González fue llevado de Miami, redobló ayer sus críticas y
protestas al Gobierno del presidente Bill Clinton. Una coalición de
25 organizaciones del exilio ultimaban ayer los preparativos para
el paro general convocado para el martes con la intención de
protestar por «la manera brutal» con la que agentes federales
sacaron al menor de la casa de su tío abuelo Lázaro González.
La intención es convertir a Miami en «una ciudad muerta» ese
día, además de protestar pacíficamente en repudio por el acto de
fuerza de la madrugada del sábado ordenado por la secretaria de
Justicia, Janet Reno. El alcalde de la ciudad, el cubano-americano
Joe Carollo, ha incitado a que se proteste, pero de una forma
pacífica, y advirtió que no se tolerarán actos de violencia. Pero
advirtió que «agentes castristas» podrían estar infiltrados para
provocar incidentes y dar una segunda victoria a Fidel Castro.
Para Carollo, la entrega del niño a su padre, Juan Miguel
González, es ya una victoria política del presidente cubano. El
alcalde del condado de Miami-Dade, Àlex Penellas, dijo que el
exilio cubano debe demostrar al mundo que puede comportarse
correctamente, «a pesar de este horrible incidente». Los disturbios
se iniciaron poco después de conocerse la operación policial
llevada a cabo en la residencia de la familia de Elián en Miami.
Los incidentes no fueron graves, pero las fuerzas del orden
detuvieron a más de doscientos cubanos.
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