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SERGIO IMBERT - MOSCÚ Rusia y la Unión Europea (UE) relanzaron ayer sus relaciones por todo lo alto en una cumbre donde los intereses y desafíos comunes estratégicos y económicos primaron sobre las discrepancias por Chechenia y los Balcanes. Una declaración conjunta al final de la reunión proclamó la voluntad mutua de impulsar el «desarrollo progresivo en todos los campos», desde la seguridad a la economía. El presidente ruso, Vladímir Putin, incluso aludió al eventual ingreso de su país en la UE al afirmar que el Kremlin «da y dará importancia primordial» a las relaciones continentales.

Putin también anunció al término de la cumbre el próximo envío a la Duma o cámara baja de un proyecto de ley para establecer una «administración provisional» en Chechenia. La declaración conjunta dejó constancia de las «conocidas preocupaciones» de la UE ante la guerra, aunque obvió hablar como otras veces del uso desmesurado de la fuerza y las violaciones de derechos humanos.

Ambas partes abogaron por un «diálogo político reforzado» para promover una Europa «estable y próspera» basada en la democracia, el respeto de los derechos humanos, el imperio de la ley y la economía de mercado. «Rusia ha sido, es y será un país europeo por su situación, su cultura y su visión sobre la integración económica», dijo Putin al abrir el «diálogo a gran escala» con la delegación comunitaria. El líder del Kremlin aseguró que «los principios fundamentales que unen a Europa son los mismos que los de Rusia», en un aparente esfuerzo de acercamiento tras más de un año de recelos mutuos.