La muerte del carismático presidente Hafez Asad deja un importante
vacío en Oriente Medio que le será difícil llenar a su segundo
hijo, Bachar, ya designado candidato a la sucesión por el
gobernante Partido Àrabe Socialista Sirio Baaz.
La ejecutiva regional del Baaz ratificó ayer la nominación de
Bachar Asad, de 34 años, como aspirante único a la Secretaria
General del Partido y a la Jefatura de Estado, después de que el
Parlamento aprobara el sábado un enmienda a la Constitución que
rebaja de 40 a 35 años la edad necesaria para acceder a la
Presidencia.
El presidente en funciones sirio, Abdul Halim Jadam, además
emitió ayer sendos decretos por los que el hijo del presidente
fallecido es el nuevo jefe supremo del Ejército al asumir el rango
de teniente general y se le asigna la comandancia general de las
Fuerzas Armadas del país, informó la agencia siria de noticias
SANA.
El primer vicepresidente sirio, Abdel Halim Jadam, asumió ayer
la Presidencia en funciones del país hasta que sea elegido un nuevo
sucesor al fallecido jefe de Estado sirio. Jadam, que fue ministro
de Asuntos Exteriores durante los años setenta, ostentaba la
vicepresidencia primera del Gobierno desde hace más de dos décadas,
aunque su papel en el gobierno había sido, hasta el momento,
meramente testimonial.
El repentino fallecimiento del presidente sirio, a los 69 años
de edad, ha añadido una nueva pieza al ya de por si complicado
rompecabezas de la paz en Oriente Medio. En Líbano, donde Siria es
la mayor potencia regional y tiene desplegados 35.000 soldados, se
ha decretado una semana de duelo nacional por la muerte del
presidente sirio, calificada oficialmente como «una gran
catástrofe».
El funeral por la muerte de Hafez Asad, fallecido el sábado en
Damasco a los 69 años de edad, tendrá lugar mañana en su ciudad
natal de Qardaha, en la costa occidental del país. Los honras
fúnebres comenzarán con el traslado de los restos mortales de Asad
desde su residencia de Abu Rumaneh, en Damasco, a la plaza de los
Omeyas, también en la capital.
La capital siria vivió ayer en calma la desaparición del
presidente, que el pueblo lloró por las calles de la ciudad a la
espera del funeral. En señal de duelo, los comercios colgaron telas
negras a la entrada y los edificios del Gobierno izaron banderas de
luto, mientras en el centro de Damasco se respiraba un ambiente de
melancolía. Durante todo el día, el tráfico se movió, entre
atascos, con lentitud y, aunque a la gente se la veía
apesadumbrada, imperó la tranquilidad, sin que se produjeran
momentos de tensión.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.