Los habitantes de Corea del Sur dispensaron ayer a su presidente
Kim Dae Jung un recibimiento de héroe por haber logrado establecer
con el líder norcoreano Kim Jong Il las bases para la reunificación
y pacificación de la península, tras 55 años de enfrentamiento. Kim
Dae Jung regresó ayer en medio de la euforia popular y arropado por
los habitantes de Seúl que se agolparon en las calles al paso de la
caravana presidencial que le llevaba del aeropuerto hasta el
palacio capitalino Chongwadae, agitando banderas y saludándole por
el éxito alcanzado.
Tras dedicar su aplauso al pueblo norcoreano para agradecer la
cálida acogida que le dieron en los tres pasados días, el Kim de la
sureña Corea afirmó que se sintió en Pyongyang como en su propia
casa. «Tenemos la misma sangre, el mismo idioma, somos la misma
gente. Corea tiene una historia de 5.000 años. Hemos estado
separados 55, pero hemos abierto el camino para entrar juntos de
nuevo en el siglo XXI», dijo al regresar a Seúl.
La primera cumbre cara a cara de los líderes de los países
hermanos pero ideológicamente opuestos se selló con un éxito mayor
al que se esperaba, y ha creado esperanzas de que logre derribar el
último reducto de la Guerra Fría que queda en esta parte del mundo.
La Declaración de Pyongyang que anoche rubricó con Kim Jong Il
representa el primer paso para que los dos países decidan por sí
mismos y sin injerencias externas su propio destino en la
unificación peninsular.
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