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JUAN A. SANZ - MOSCÚ La agitación política en Rusia se enrareció al ahondarse ayer la brecha abierta por el Kremlin con los dirigentes regionales y con los magnates de grandes empresas, a los que lanzó un doble desafío. El presidente ruso, Vladímir Putin, consiguió una victoria con la aprobación en la Duma (cámara baja) del proyecto de ley de reforma del Consejo de la Federación (Senado) que consolida el centralismo y el poder vertical en Rusia.

Y la Fiscalía prohibió al magnate de la prensa Vladímir Gusinski abandonar el país para reunirse con su familia en España y le daba nuevos argumentos para acusar al Kremlin de atacar la libertad de expresión.

Los diputados rusos aseguraron con 308 votos a favor, 86 en contra y 13 abstenciones un proyecto legislativo que dejará fuera del Senado a los gobernadores y presidentes de los parlamentos de las 89 regiones del país. Estas maniobras de Putin para fortalecer su poder fueron calificadas en el Senado como un intento de romper la «unidad multinacional» de la Federación rusa y como un error «que pone en riesgo la construcción del país».