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EFE - PEKÍN El presidente del Gobierno español, José María Aznar, intercedió en favor del disidente Wang Ce ante las autoridades de Pekín, a las que planteó el problema de los derechos humanos en China, la situación del Tíbet y la necesidad de que cooperen con la oficina de derechos humanos de la ONU. Aznar se entrevistó ayer con el presidente chino, Jiang Zemin, y a continuación, en una rueda de prensa, afirmó que en sus contactos con las autoridades chinas planteó «con toda normalidad» la posición española y europea sobre la situación de los derechos humanos en China, si bien rechazó dar más detalles.

Sí precisó que les expuso la necesidad de que lleguen a un entendimiento con la oficina de la alta comisaria de la ONU para los derechos humanos, Mary Robinson, con quien mantienen ya un «diálogo intenso», y señaló que le parecería «muy positivo» que China ratifique el pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas.

Aznar, por otra parte, animó en Pekín a los empresarios españoles a invertir en el país asiático, porque «España no se puede permitir el lujo de estar ausente» en un mercado como el chino, que en los próximos años va a crecer extraordinariamente, como resultado no sólo de factores intrínsecos, sino sobre todo de su adhesión más que probable a la Organización Mundial del Comercio (OMC).