El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, convocó ayer una
cumbre entre israelíes y palestinos para la próxima semana, en una
de las últimas oportunidades que le quedan para lograr un acuerdo
de paz en Oriente Medio antes del final de su mandato.
La cumbre se celebrará a partir del próximo martes en Camp
David, el histórico lugar donde Israel y Egipto acordaron en
septiembre de 1978 los términos del tratado de paz que suscribieron
seis meses después en Washington, pero Clinton reconoció que «no
hay garantías de éxito», ya que continúa habiendo «diferencias
sustanciales». «Las negociaciones han alcanzado un punto muerto,
están en un nivel en el que hacen falta decisiones históricas»,
reconoció el presidente Clinton en una declaración en la Casa
Blanca.
El presidente estadounidense elogió a Barak y Arafat porque «han
demostrado que están dispuestos a asumir riesgos para lograr la
paz», y pidió que el resto del mundo, especialmente los gobiernos
de Oriente Medio, apoyen este esfuerzo.
Las negociaciones entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina
(ANP) parecen atascadas en los puntos más conflictivos: el futuro
de Jerusalén, las fronteras definitivas, el retorno de los
refugiados palestinos y los asentamientos judíos en territorio
palestino. El objetivo de la cumbre será lograr progresos
sustanciales de forma que israelíes y palestinos puedan cerrar un
acuerdo de paz definitivo para la fecha prevista, el 13 de
septiembre.
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