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FRANCE PRESS - JERUSALÉN Tras la renuncia del Shas, que cuenta con 17 diputados y 4 ministros; del partido de lengua rusa Israel BeAliya (4 diputados y 1 ministro), y del Partido Nacional Religioso (PNR, afín a los colonos, 5 diputados y 1 ministro), la coalición gubernamental pasó de repente de 68 a 42 diputados de los 120 que componen la Knesset y redujo en 6 el número de ministros en el Gobierno.

Además, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, David Levy, ha comunicado a Barak su intención de no acompañarle a Camp David (localidad cercana a Washington) para asistir a una cumbre a la que se opone radicalmente. Levy no figura en la relación de ministros que acuden a la 'cumbre' y que anoche fue facilitada por Presidencia. Pese a todos estos problemas de política interna, Barak anunció su intención de mantener su participación en la cumbre de Camp David con el presidente palestino, Yaser Arafat. «Mañana (hoy) partiré hacia Camp David con un profundo sentimiento de responsabilidad», declaró Barak en una alocución retransmitida en directo por todas las radios y cadenas de televisión del país, en la que también instó de forma solemne a todos sus compatriotas a «apoyarle» y a superar las barreras políticas en su búsqueda de la paz con los palestinos.

El líder político del Shas, Eli Yishai, anunció en Jerusalén la salida de la coalición de sus 17 diputados y de los 4 ministros del Gobierno, justificando su medida por la falta de firmeza de las posiciones del primer ministro frente a los palestinos. «Las 'líneas rojas' (asuntos no negociables) definidas y presentadas al pueblo son confusas y poco claras», declaró en una rueda de prensa, en referencia a las cinco cuestiones sobre las que Barak se niega en principio a negociar con los palestinos. Barak rechaza que se cuestione la anexión de la parte este (árabe) de Jerusalén, que se vuelva a las fronteras de antes del 4 de junio de 1967, que los refugiados palestinos regresen a Israel, que se militarice la parte palestina del valle del Jordán y que las colonias judías en Cisjordania, donde reside aproximadamente el 80 por ciento de los 200.000 colonos israelíes, pasen a manos palestinas.