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Miles de protestantes desfilaron ayer, miércoles, por las calles de Irlanda del Norte sin incidentes en una jornada que culminó una temporada de marchas caracterizada hasta ahora por los disturbios y los incidentes de violencia. Las marchas, convocadas por más de 1.500 logias de la Orden protestante de Orange, se celebraron tras una noche de disturbios en los que una persona murió y más de veinte policías resultaron heridos.

Los desfiles conmemoran la fecha más importante del orangismo, el aniversario de la victoria del rey Guillermo III de Orange contra el soberano protestante Jacobo II Estuardo en la batalla del Boyne, en 1690. La marcha principal se celebraba ayer en Belfast, donde miles de orangistas, acompañados por bandas de música que tocaban pífanos y tambores, desfilaron por Ormeau Road, una de las calles principales de la ciudad, antes de detenerse ante las barricadas policiales que impedían el paso ante el puente de Ormeau Bridge, que conduce hacia el barrio católico de Lower Ormeau Road.

A lo largo de la mañana, las fuerzas de seguridad habían reforzado las alambradas de espino y barricadas de metal para garantizar que el desfile no pasara por el puente, como había ordenado la Comisión de Desfiles norirlandesa. Al llegar a la barrera, el capellán de la logia de Ballynafeigh, William Hoey, se dirigió a los concentrados para afirmar que «al llegar a este puente, de nuevo ante esta obscenidad que bloquea nuestro camino para unirnos a nuestra hermandad como hemos hecho en muchos años anteriores, queremos protestar en los términos más enérgicos posibles por el hecho de que se nos pare en este puente». Inmediatamente después, la marcha se desvió hacia el parque de Ormeau, donde concluyó sin incidentes.