La cumbre de Camp David vivió ayer un momento de incertidumbre, con
las negociaciones paralizadas por el Sabbat judío y a la espera del
regreso desde Japón, donde viajó para asistir a la cumbre del G8,
del presidente estadounidense, Bill Clinton.
Las tensiones se mantienen altas en torno a las propuestas de
Estados Unidos para Jerusalén, el tema más espinoso entre Israel y
los palestinos. La posibilidad de alcanzar un acuerdo
israelo-palestino parece depender de que ambas partes acepten las
opciones planteadas por Clinton.
Clinton puede regresar a Camp David, como pronto, hoy, según
indicaron funcionarios estadounidenses. Según explicó ayer su
portavoz, Joe Lockhart, el presidente podría acortar en unas horas
su estancia en Okinawa para reunirse de nuevo con los negociadores
israelíes y palestinos en su residencia de Camp David. Al llegar a
Washington, Clinton acudirá de inmediato a la Casa Blanca o a Camp
David para verse con el presidente de la Autoridad Palestina, Yaser
Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak. En todo caso, el
portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, dijo que, aún
con la ausencia de Clinton, las partes siguen comprometidas en
alcanzar un acuerdo de paz. «Los negociadores están realizando
grandes esfuerzos, no obstante, sigue siendo muy difícil».
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