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Los servicios de seguridad de Rusia han lanzado una vasta campaña en la que participan más de 300.000 personas en todo el país para prevenir atentados como el del martes, en el que murieron once personas en Moscú. El presidente ruso, Vladímir Putin, reunió ayer a los principales responsables de seguridad del Gobierno para verificar los pasos que se están dando a fin de evitar atentados con bombas.

Más de 310.000 policías, soldados y otros agentes de cuerpos de seguridad participan en esta operación, informaron las autoridades rusas. Además, cerca de 4.100 perros de patrulla y otros 620 canes entrenados para detectar explosivos participan en la inspección de instalaciones, lugares públicos y edificios administrativos que pueden ser elegidos como blancos terroristas.

Ayer expiró en un hospital de Moscú la undécima víctima mortal del atentado que destruyó el martes un pasaje subterráneo del centro de la capital rusa. Una bomba, con una potencia similar a ochocientos gramos de trilita, que prendió además una mezcla de diez litros de sustancias incendiarias, arrasó el pasaje que cruza la avenida Tverskaya junto a la concurrida plaza Pushkinskaya. En el lugar de la explosión murieron ocho personas y otros tres heridos fallecieron entre el viernes y ayer. También resultaron heridos cerca de cien transeúntes, de los cuales siguen hospitalizados alrededor de cincuenta.