La Armada rusa empezó ayer una arriesgada operación de rescate de
los 116 tripulantes del submarino nuclear «Kursk», hundido el
pasado sábado en el Àrtico, pero el primer intento de llegar al
casco fracasó «por mal tiempo». La tempestad, con vientos de 70
kilómetros por hora y olas de cuatro metros, que amainaron poco
antes, no impidieron un segundo intento de acoplar al sumergible
siniestrado una cápsula para rescatar a la dotación. La «fase
activa» del rescate había comenzado a las 16.00 GMT y una hora
después se hizo el segundo intento, según el servicio de prensa de
la Flota rusa del Norte.
La relativa mejoría del tiempo permitió tener unas mínimas
esperanzas de sacar adelante la operación, que se había ido
retrasando desde el lunes debido a la fuerte marejada. La cápsula
de salvamento, sujeta al buque de rescate «Rudnitski», se sumergió
en las aguas del mar de Bárents para descender el centenar de
metros que la separan del submarino nuclear de última generación
«Kursk». Este dispositivo esférico debe engancharse a las
escotillas del submarino para permitir el acceso a él de los
marineros atrapados, que en grupos de hasta 20 personas serán
ascendidos a superficie, si todo va bien.
En las labores de rescate participan 15 buques de guerra y otros
barcos de salvamento de la Flota del Norte, que están concentrados
en el sector del Àrtico donde el «Kursk» se encuentra varado a una
profundidad de 107 metros. «Lo único que está claro es que la gente
está viva, pues la tripulación envía señales de socorro y todo lo
demás son esperanzas que disminuyen progresivamente», dijo el
comandante en jefe de la Armada rusa, Vladímir Kuroyédov.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.