El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró ayer que aún hay
esperanzas, aunque «muy débiles», de rescatar con vida a la
tripulación del submarino nuclear «Kursk», hundido desde este fin
de semana en el Mar de Barents.
«Son muy débiles pero aún existen», afirmó Putin, quien insistió
en que los especialistas «utilizarán todos los medios de que
disponen» para lograr el rescate de los marinos. «En una situación
como esta todo el país está dispuesto a prestar su ayuda». Putin
decidió ayer regresar a Moscú en vez de participar en la cumbre de
la Comunidad de Estados Independientes en Yalta (Ucrania), tras
recibir vivas críticas por su actitud durante la crisis del
«Kursk». Putin estaba de vacaciones y no las interrumpió a pesar de
la gravedad del accidente.
Putin manifestó, ayer, que «Claro, el primer deseo fue volar a
la zona, a la base de la flota para tomar conocimiento en el lugar
de la situación, pero me contuve», dijo el «número uno» del
Kremlin, que lucía bronceado, ante las cámaras de televisión.
Putin, que hizo sus primeras declaraciones casi cuatro días después
del naufragio del «Kursk», indicó que no interrumpió sus vacaciones
en el mar Negro para no estorbar en las labores de rescate. «La
llegada a una zona de desastre de gente que no es especialista, de
funcionarios de alto rango no ayuda, sino más bien interfiere. Cada
uno tiene que estar en su sitio», agregó Putin, que estuvo los
últimos siete días en la playa. Recalcó que Rusia «nunca rechazó»
los ofrecimientos de ayuda de otros países en las labores de
rescate del «Kursk» y explicó la tardanza de aceptarla con la
necesidad de celebrar «consultas técnicas».
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