Putin, visiblemente afectado, afirmó sentirse culpable de la tragedia del submarino.

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AGENCIAS - MURMANSK El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró ayer en una intervención televisada que se considera responsable de la catástrofe del «Kursk» y que se siente culpable por ello. «Tengo un sentimiento de plena responsabilidad y un sentimiento de culpabilidad por esta tragedia», aseguró el presidente, quien añadió que el ministro de Defensa, Igor Sergueiev, y el comandante de la Flota, el almirante Vladimir Kuroiedov, le han presentado su dimisión, que él ha rechazado. «Si alguien es culpable, debe ser castigado, sin duda alguna. Pero debemos tener antes de nada una visión objetiva de las causas de la tragedia y de la manera en que se han desarrollado las operaciones de rescate», indicó.

Putin regresó a Moscú de madrugada tan silenciosamente como se había ido al Artico doce horas antes para consolar a más de 400 familiares encerrados en una base naval, en una tensa reunión que degeneró en tumulto contra el poder, según algunas filtraciones. «¡De aquí no sale vivo, lo despedazarán en la calle!», le dijo una de las viudas de los 118 tripulantes, incrédula ante la verdad oficial que dio por muertos a los marinos, dejó para más adelante la recuperación de cadáveres y decretó un día de luto nacional.

Los familiares pidieron al presidente ruso, quien sólo al cuarto día del hundimiento del «Kursk» hizo su primera aparición pública, que cancelara el duelo nacional decretado para ayer, pero Putin replicó que no había tiempo para ello. La prevista salida ayer al mar, al lugar donde yace hundido el submarino nuclear, para arrojar coronas de flores, y en la que debía participar el jefe del Estado, fue aplazada hasta hoy. Los deudos pidieron y lograron la cancelación de la ceremonia fúnebre anunciada para ayer en Vídiaevo, la base del «Kursk», y oraron en la iglesia por las almas de los difuntos y por aquellos que «aún pudieran estar vivos» en el fondo del mar.