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Las protestas y los bloqueos de los sectores afectados por la fuerte subida de los carburantes remiten en Europa al llegarse a un acuerdo en Bélgica y levantarse los bloqueos en las refinerías británicas, sin embargo en Alemania y Holanda se extiende el conflicto.

Las organizaciones de transportistas belgas decidieron ayer poner fin al bloqueo de Bruselas y de otras ciudades del país tras alcanzar un acuerdo con el Gobierno sobre medidas para ayudar a paliar los efectos de la subida de los carburantes, aunque no fue firmado por el sector más radical. El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, afirmó ante la prensa que «no hay lugar a una rebaja de los impuestos de los carburantes» como exigía los transportistas, porque «a corto plazo puede suponer un aumento de los precios».

El Gobierno belga ofreció un «paquete» de medidas que incluye el aplazamiento del pago del impuesto de circulación del próximo año y una rebaja de los seguros obligatorios del 9'25 al 1'40 por ciento. Se calcula que estas medidas supondrán en torno a 35.000 francos (140.000 pesetas) de disminución de cargas fiscales por camión.

Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair pide a las petroleras que han subido el precio del carburante que no agraven la situación, mientras el Gobierno se enfrenta a la peor crisis del laborismo desde su llegada al poder en 1997. «Realmente no lo puedo entender. Los precios mundiales del petróleo, si no me equivoco, han bajado en los últimos días», afirmó Blair sobre la decisión de Esso y TotalFinaElf de aumentar el precio del carburante en plena crisis.

El jefe del Gobierno, acompañado por algunos ministros, se reunió en Downing Street con los responsables de las petroleras más importantes del país para analizar la crisis e instarles a no empeorar las circunstancias con una subida del precio del combustible. Y el encuentro tuvo un efecto inmediato porque, un par de horas después, Esso rectificó y volvió a rebajar el litro de gasolina sin plomo.