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A pesar de la ola de violencia que se ha cobrado ya más de cuarenta vidas, Estados Unidos todavía confía en que palestinos e israelíes puedan suspender los enfrentamientos y volver a las negociaciones de paz.

La Casa Blanca, que ve cómo se acerca el final de la presidencia de Bill Clinton sin cerrar un acuerdo definitivo, trata de no tirar la toalla e insiste en que aún es posible solucionar las diferencias entre ambas partes. «Antes o después esas diferencias se van a resolver en la mesa de negociaciones. Es importante que la violencia cese para que podamos volver al trabajo, mejor antes que después», declaró ayer el nuevo portavoz de la Casa Blanca, Jake Siewert.

La violencia continúa por quinto día consecutivo, después de la visita del líder derechista israelí, Ariel Sharon, a la explanada de las mezquitas de Jerusalén, por lo que la Casa Blanca insistió en que hay que evitar «actos provocativos, especialmente en aquel lugar». «Dadas las sensibilidades» que existen en la zona, los responsables «deben mostrar buen juicio», aseguró Siewert, quien recalcó que EE UU cree que la visita de Sharon «fue contraproducente».