El Banco Central Europeo (BCE) no acudirá, con el apoyo del G-7, a
defender el euro interviniendo en los mercados, aunque la moneda
única sufra el impacto de la crisis de Oriente Medio. Este anuncio
del presidente de la autoridad monetaria, Wim Duisenberg, ha
agudizado el desplome de la divisa europea, que ha fijado su cambio
oficial en 0'8511 dólares, el segundo más bajo de su historia, y ha
llegado a comprase por 0'8466 dólares en el mercado monetario de
Londres, mientras los inversores buscan nuevas monedas refugio.
Duisenberg, además, ha anunciado nuevas subidas del precio del
dinero para atajar el proceso inflacionista del alza del crudo
sobre precios al consumo y salarios.
El presidente del BCE ha logrado un efecto contrario al que
seguramente pretendía con sus declaraciones al diario británico
´The Times´, al descartar una nueva intervención, como la realizada
el 22 de septiembre junto con la Reserva Federal estadounidense y
el Banco de Japón en defensa del euro. Una operación de esta clase
«no sería adecuada», afirma Duisenberg.
Cuando los mercados supieron que el BCE no piensa salir en
defensa de la moneda única, aunque su cotización siga descendiendo
a causa de la crisis de Oriente Medio, los inversores continuaron
su búsqueda de nuevas monedas refugio (dólar o franco suizo,
principalmente) en sustitución de la comunitaria y arrastraron su
cambio hasta 0'8466 dólares en el mercado de divisas de
Londres.
Por otra parte los ministros de Finanzas de los países del euro
reiteraron ayer que el valor de la moneda única sigue sin
corresponderse con la fortaleza de los datos económicos de la zona,
según afirmó el titular francés de Finanzas, Laurent Fabius.
«Creemos que le crecimiento económico es fuerte y seguirá siendo
fuerte y, por tanto, que el valor del euro en los mercados no se
corresponde con estos datos», señaló Faibus al término de la
reunión de los ministros.
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