El euro continuaba ayer bajo mínimos, mientras que los mercados
especulaban con la posibilidad de que el presidente del Banco
Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, presente su dimisión, algo
que portavoces oficiales de la entidad han negado rotundamente.
Fuentes del BCE calificaron de «absoluta locura» que Duisenberg
haya renunciado a su cargo o tenga intención de hacerlo, tal como
aseguraban algunos medios financieros de Fráncfort ayer por la
mañana.
El propio jefe de relaciones externas del eurobanco, Manfred
Koerber, declaraba tras extenderse los rumores en el mercado, que
tales especulaciones «carecen de cualquier fundamento». Las
especulaciones sobre la dimisión del máximo responsable de la
autoridad monetaria europea se desataron en los mercados después de
que muchas voces responsabilizasen a Duisenberg de la nueva caída
en picado el lunes de la moneda única.
Los agentes de divisas y varios analistas financieros
interpretaron, a raíz de las declaraciones del presidente del BCE
el lunes al diario londinense «The Times», que el banco no tiene
intención de intervenir de nuevo en los mercados en apoyo del euro.
O al menos, que no adoptará esta medida conjuntamente con las
principales autoridades monetarias mundiales hasta que mejore la
situación en Oriente Próximo. El euro cedió el lunes más de un
céntimo tras las palabras de Duisenberg y volvió a aproximarse al
mínimo histórico del pasado 20 de septiembre, cuando llegó a
cambiarse a 0'8443 dólares.
Ayer, sin embargo, la moneda común conseguía volver a situarse,
aunque muy tímidamente, por encima de la barrera psicológica de los
0'85 dólares. El BCE fijó el cambio oficial de la divisa común en
84'96 dólares, con lo que el 'billete verde' cuesta 195'8 pesetas.
Se trata del segundo peor cambio oficial de la historia de la
moneda única.
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