Los planes del primer ministro, Ehud Barak, de formar un ejecutivo
de emergencia nacional con el Likud sufrieron ayer un revés, quizás
momentáneo, cuando el «halcón» Ariel Sharon rechazó en una reunión
el documento con el programa de gobierno.
Las negociaciones entre el Partido Laborista y el Likud
proseguirán mañana, cuando la oposición responda, tras un plazo de
30 horas, al documento que Barak les presentó ayer. Barak y Sharon
asistieron a la reunión, la primera en la que oficialmente negocian
un acuerdo de coalición, acompañados por tres miembros de sus
respectivos partidos, entre ellos algunos de los que hasta ahora se
oponen a un gobierno de emergencia.
El Likud rechazó el documento de los laboristas, con las formas
y contenidos que regirán el gobierno de emergencia, porque no
incluyen derechos especiales para el líder de la oposición. Sharon
exige lo que la prensa ha calificado de «un Ejecutivo de dos
cabezas», o sea, poderes para vetar cualquier decisión relacionada
con el proceso de paz y la seguridad nacional. Barak, por el
contrario, está dispuesto a darle privilegios especiales para
cuestiones de forma y exige continuar el proceso de paz con los
palestinos si la puerta de la negociación se abriera.
Las condiciones de Sharon dispararon las críticas de distintos
miembros del gabinete, entre ellos los ministros Simón Peres y Yosi
Beilin. Este último amenazó con que no formará parte de un
ejecutivo con dos primeros ministros, y menos cuando uno de ellos
es Sharon, responsabilizado por la comunidad internacional de
desatar la actual ola de violencia en Cisjordania y Gaza, y con una
más que polémica reputación por la invasión del Líbano, en
1982.
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