Los mercados monetarios han dado la razón al Banco Central Europeo,
a la Comisión, a los gobiernos de los «once» y a los analistas, que
afirmaban que la solución a los problemas de la moneda única estaba
al otro lado del Atlántico. Sin embargo, las expectativas de
subidas del precio del dinero en la Zona Euro continúan en el
horizonte, ya que la masa monetaria (M3) creció en septiembre un
5'5 por ciento, continuando el proceso de desaceleración iniciado
en el verano, pero un punto por encima del objetivo del BCE.
Tras conocerse la primera estimación del incremento del Producto
Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos en el tercer trimestre de
este año, que pone de manifiesto la ralentización de su economía,
el euro, que se cambiaba a 0'8297 dólares a la apertura del
mercado, subió, llegado a cotizar en el Mercado de Divisas de
Londres a 0'8430 unidades a las 17.00 (hora española). El
Departamento de Comercio estadounidense sitúa el crecimiento de la
economía norteamericana en el 2'7 por ciento interanual.
La recuperación de la moneda única permitió al BCE fijar el
cambio oficial del euro en 0'8324 dólares, lo que pone el precio
del dólar en 199'8 pesetas, casi dos menos que el jueves. Las
autoridades europeas han visto como los mercados de divisas
confirmaban su esperanza de que el euro se apreciara en cuanto la
economía estadounidense diese síntomas de ralentizar su
crecimiento.
Pero no todo son buenas noticias para la Zona Euro. Ayer se han
conocido los datos de la evolución monetaria en los once países que
la forman, revelando que la masa monetaria (M3) creció un 5'5 por
ciento en septiembre respecto al mismo mes de 1999, lo que supone
que continúa el proceso de desaceleración iniciado en el verano (en
agosto aumentó un 5'6 por ciento).
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