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EFE - SANTIAGO El Gobierno chileno admitió ayer que las elecciones municipales de ayer le dejaron «un sabor amargo» pese al 52 por ciento obtenido por las fuerzas que le apoyan, mientras la oposición de derecha, con un 40 por ciento, se mostró eufórica y triunfadora.

«Estamos muy satisfechos con el 52 por ciento, pero nos deja un sabor amargo que esta amplia ventaja no se haya traducido en los alcaldes elegidos, y en la práctica vamos a tener un número similar al de la oposición», dijo el portavoz del Ejecutivo, Claudio Huepe.

El ministro se refería así al sistema electoral, que elige como alcalde al candidato más votado si su lista supera el 30 por ciento, factor que la oposición afrontó concentrando sus votos en un sólo candidato en cada municipio, mientras que los votos de la Concertación se dispersaron en dos o más candidatos, que competían entre sí. De este modo, la coalición oficialista perdió las alcaldías de ciudades en las que su votación superó en quince puntos o más a la derecha, que se impuso en municipios emblemáticos, como Concepción, La Florida, Rancagua, Maipú, Conchalí, La Serena y Arica, entre otros. Además, el ex candidato presidencial conservador, Joaquín Lavín, obtuvo la alcaldía de Santiago Centro, superando por más del doble de votos a la aspirante de la Concertación, Marta Larraechea, esposa del ex presidente Eduardo Frei.

En términos globales, la derecha incrementó en ocho puntos su votación respecto a las municipales de 1996 (pasando del 32'5 al 40'10 por ciento) y consiguió unas 160 alcaldías, 30 más que en los anteriores comicios municipales. Mientras, la coalición oficialista bajó en cuatro puntos (pasando del 56'1 al 52'11 por ciento) y perdió 29 alcaldías. Sobre esa base, el presidente de la ultraoconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), Pablo Longueira, destacó hoy que el 51'26 por ciento de los chilenos serán gobernados por alcaldes de derechas y sólo un 47'66 por ciento por la Concertación.