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PEDRO PRIETO La tocada y «Fuji-huida» dejará a los peruanos con Paniagua, nuevo presidente del país hasta las próximas elecciones de abril. Mientras, el pueblo llano sigue expectante.

El viejo Darío nos sacó del tumulto que se había formado en la plaza frente al palacio del presidente. «Es usted periodista, no? Pues mire, amigo. Tengo 83 años, he conocido a lo largo de mi vida a 10 presidentes y ninguno de ellos ha sido honrado. Quisiera vivir cinco años más para ver si el que sustituya a Fujimori logra serlo. Yo "anticipó" lo dudo». Ya no volvimos a ver más Darío, pues un aluvión de gente nos desplazó hacia otro lugar de la plaza, desde donde observamos que la guardia pretoriana del presidente formando un sólido cinturón frente a la fachada palaciega, con el casco con protector de ojos y parapeto de metraquilato en ristre, seguía con atención cuanto acontecía a pocos pasos de ellos.

Mientras tanto, en otra plaza próxima, la del general San Martín, Toledo se disponía a dar el mitin, posiblemente, vamos, seguro, con menos gente escuchándole que a principios de verano cuando Fujimori por los pelos "y dicen que si por las trampas" le ganó la partida. Y es que Toledo parece que ya no tienen la «chance» de antaño. Tal vez ello sea debido a que en las últimas ocasiones, cuando estalló la movida, él se encontraba fuera del país.

Lo cierto es que ahora al cholo Toledo la ocasión se la pintan calva: huido "cobardemente como dicen por estos pagos" «El Chino» y de momento con una mujer, Lourdes Flores, la abogado como candidata a la Presidencia, no lo tiene difícil, puesto que la mujer en Perú, por muy abogado que sea, pinta menos que un cero a la izquierda. Pero ahí está.

Por lo demás, en Perú se sigue hablando de las mil camisas de Vladimiro, de su exacerbado amor a si mismo y de cómo le ha tomado el pelo a todo el mundo, aunque si se ha ido para siempre bendita sea esa tomadura de pelo, pues es que ni le quieren ver ni en pintura.