Los jefes de Estado o Gobierno de la UE entraron ayer por la tarde,
en la segunda jornada de la cumbre de Niza, en negociaciones
bilaterales que deberían permitir a la Presidencia presentar mañana
por la mañana un primer paquete de compromiso. Desde las cuatro de
la tarde, el presidente francés, Jacques Chirac, y el primer
ministro, Lionel Jospin, han ido recibiendo a cada uno de sus
colegas, por espacio de una media hora, para «conocer los puntos
que les preocupan más» y sondearles sobre «lo que podría constituir
una serie de progresos que permitirían construir un compromiso»,
según relató a la prensa el propio Jospin.
Los tres primeros líderes en acudir al «confesionario», como se
le conoce a esta técnica de negociación en la jerga comunitaria,
fueron los jefes de gobierno de Suecia, Bélgica, y España. El
presidente del Gobierno español, José María Aznar, acudió al
encuentro acompañado del ministro de Exteriores, Josep Piqué, y
dialogó con Chirac y Jospin por espacio de quince minutos.
La impresión es que existe ya un acuerdo entre los «grandes»
sobre los principios generales del paquete final, aunque no se ha
descendido todavía a «los números». Antes de las bilaterales, el
secretario general del Consejo de la Unión Europea (UE), Javier
Solana, aseguró a la prensa, contrariamente a la opinión
generalizada de pesimismo, que existe «un principio de acuerdo
básico» sobre los temas clave.
Estos han quedado reducidos a tres: el tamaño de la Comisión
Europea, el reparto de los votos y la limitación del veto nacional
en la toma de decisiones. «El hecho de que la Presidencia mantenga
encuentros por separado con cada uno de los países es para ir
afinando», indicó.
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