Un norteamericano pedía ayer el final del culebrón electoral ante la sede del Supremo.

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El Tribunal Supremo de EE UU continuaba ayer deliberando el caso «Bush versus Gore», en una jornada de auténtico suspense, sin que se sepa cuándo se conocerá el dictamen que puede determinar el resultado de las elecciones presidenciales. Los nueve magistrados están reunidos en la sede del Tribunal Supremo y nada se sabe de las deliberaciones, aunque se sospecha que uno de los motivos del retraso en llegar a un acuerdo puede ser su intento de alcanzar un dictamen por unanimidad.

El pasado sábado, el Supremo de Florida suspendió el recuento manual de votos en Florida con cinco votos a favor y cuatro en contra. Esta decisión está marcada por la división ideológica entre los magistrados, conservadores frente a liberales, y la extensa deliberación ayer del Supremo pretende, tal vez, acercar las posiciones para intentar que el dictamen final tenga el mayor respaldo posible. El Supremo de EE UU debe decidir si anula o autoriza la decisión del Tribunal Supremo del estado de Florida de realizar un recuento manual de 43.000 votos que no fueron reconocidos en el escrutinio automático. Si el Supremo de EE UU da la razón a Bush, la batalla legal por la Casa Blanca habrá tocado a su fin porque Gore ya no tiene más posibilidades de recursos.

El Tribunal Supremo de Florida confirmó esta tarde la decisión de dos jueces estatales en contra de la anulación de 25.000 votos, que había sido solicitada en una demanda de electores demócratas. El dictamen, apoyado por seis de los siete miembros del Supremo, reafirma las sentencias emitidas la semana pasada por sendos jueces estatales, Mikki Clark y Terry Lewis, y favorece a George W. Bush.

La apelación pretendía que fuesen anulados 25.000 votos, lo que hubiera colocado al demócrata Al Gore con ventaja sobre Bush, ya que la diferencia entre ambos es de tan sólo 537 votos para el republicano en todo el estado. El dictamen del Supremo de Florida reconoce que hubo ciertas irregularidades en el proceso de votación en Seminole y Martin, pero no fraude, según explicó hoy Craig Waters, portavoz de esa corte.