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El presidente de Irak, Sadam Husein, presidió ayer la mayor parada militar desde la guerra del Golfo, en la que desfilaron los más sofisticados misiles tierra-tierra y antimisiles, artillería, y más de mil carros de combate rusos, además de miles de efectivos de infantería. El desfile, de cinco horas, se celebró bajo el lema «Llamamiento Al-Aqsa», en alusión la «Intifada» (sublevación) palestina y en apoyo al pueblo palestino frente a Israel. El propio presidente Husein efectuó 115 disparos con un rifle tradicional desde la tribuna, donde él, vestido de civil, iba acompañado de varios altos cargos iraquíes en uniformes.