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EFE - JERUSALÉN Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) intentan desde ayer alcanzar un acuerdo de paz en la localidad egipcia de Taba, mientras crecen las presiones internas sobre el primer ministro israelí, Ehud Barak, por celebrar negociaciones en plena campaña electoral. Las negociaciones entre israelíes y palestinos comenzaron anoche en un hotel de dicha localidad egipcia, a orillas del Mar Rojo, para tratar de alcanzar un acuerdo definitivo de paz antes de las elecciones a primer ministro en Israel, el próximo 6 de febrero.

La ronda de negociaciones intensivas fue propuesta por el líder palestino, Yaser Arafat, la semana pasada, y comienza con mal pie después de que el primer ministro israelí instara a sus negociadores a no salirse de los márgenes previstos en el último plan de paz del ex presidente de EE UU Bill Clinton. Tras conocer esas instrucciones, la delegación palestina expresó su indignación y consideró que de esta forma Barak no deja ningún margen de maniobra para alcanzar un tratado de paz.

«Con su decisión, el Gobierno de Israel lo único que ha hecho es determinar de antemano el fracaso de las negociaciones», declaró un portavoz de la delegación palestina a la emisora estatal «La voz de Israel». Las instrucciones de Barak fueron adoptadas en la reunión semanal del Consejo de Ministros, donde se decidió que Israel no aceptará el retorno de los refugiados palestinos, ni traspasará la soberanía sobre el Monte del Templo "o Explanada de las Mezquitas" a la ANP.

Esas dos condiciones, junto con la de que cualquier acuerdo de paz deberá garantizar que el 80 por ciento de los colonos judíos permanecerán en enclaves bajo soberanía israelí, son las líneas generales de la postura que Israel presenta en esta ronda de negociaciones. Las instrucciones de la delegación israelí contrastan con unas declaraciones del negociador palestino Saeb Erekat, quien antes de partir hacia Taba afirmó que Israel aceptó negociar sobre Jerusalén y los refugiados, los dos temas más espinosos del proceso de paz.