La última hipotética 'víctima' de la oleada terrorista es el líder
de la oposición, Silvio Berlusconi, destinatario de un proyectil
sin explosivo de la Segunda Guerra Mundial, localizada en el centro
postal del Aeropuerto de Fiumicino (Roma), en una bolsa de forma
cilíndrica con la dirección de la sede de Forza Italia, el partido
del 'Cavaliere', en la Via dell'Umiltà de la capital italiana. El
proyectil, que tiene una longitud de 20 centímetros y un diámetro
de casi 5 centímetros, procede de una ametralladora del último
periodo de la Segunda Guerra Mundial, según fuentes policiales del
aeropuerto romano.
Los investigadores piensan que se trata de un acto para atraer
la atención, ya que el paquete destinado a Berlusconi no contenía
ningún mensaje de amenaza. La oleada de violencia terrorista del
último mes preocupa en los ambientes políticos, especialmente ante
la proximidad de las elecciones generales del próximo 13 de mayo,
pero también a los italianos de a pie. Sin embargo, las fuerzas de
la policía, que se reunieron ayer con el ministro del Interior,
Enzo Bianco, tranquilizaron a la opinión pública asegurando que
aunque existen riesgos, no se trata de una oleada de violencia en
aumento».
En los últimos cuatro meses, el Departamento de Seguridad
Pública recibió 251 denuncias por actos de vandalismo contra sedes
de partidos y movimientos políticos, y por amenazas contra
autoridades locales y personajes del mundo político. De las 123
denuncias por actos de violenca contra sedes de partidos, quince de
ellos fueron dirigidos contra Forza Italia (oposición) y quince
contra Alianza Nacional (oposición), nueve contra los Democráticos
de Izquierdas (Gobierno), seis contra la Liga Norte (oposición),
dos contra el Partido Comunista (oposición), tres contra los
Socialistas, uno contra el Olivo (coalición de Gobierno) y otro
contra Fuerza Nueva.
Mientras, el pasado empresarial y judicial de Berlusconi
aterrizó ayer en la campaña electoral con el revuelo desatado por
un polémico editorial del semanario británico «The Economist», que
considera que «no puede gobernar». Después de que en las últimas
semanas «The New York Times» le definiera como una mezcla de
Thatcher y Evita Perón y «Herald Tribune» le comparara con el
presidente ruso, Vladimir Putin, tras su golpe de mano contra la
cadena de televisión NTV, el juicio de «The Economist» le niega su
aspiración a ser el nuevo primer ministro italiano. En un
comentario editorial, el semanario escribe en su edición de ayer
que «Berlusconi no puede guiar el Gobierno de ningún país, menos
aún el de una de las democracias más ricas del mundo».
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