Las Torres Gemelas de Nueva York, todo un símbolo del capitalismo, se vinieron abajo.

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EFE. EEUU. El pánico y la desesperación se apoderaron hoy de la ciudad de Nueva York después de que dos aviones suicidas se estrellaran espectacularmente contra las Torres Gemelas, provocando su derrumbe y causando numerosos muertos y heridos. Consternado por el atentado, el peor sufrido por la «gran manzana», el alcalde Rudolph Giuliani calculó que el número de fallecidos puede ser «enorme», pero no quiso adelantar cifras, mientras los hospitales recibieron a millares de pacientes. La alarma fue total sobre todo porque el World Trade Center, donde hasta ahora estaban los dos rascacielos y que ya fue objetivo de otro atentado en 1993, quedó prácticamente demolido, y muchos temen por la suerte de familiares y queridos, ya que en ese complejo trabajan más de 100.000 personas al día.

La psicosis aumentó aún más al sucederse otra serie de atentados suicidas en Washington y otros lugares de Estados Unidos e informarse de la evacuación de la Casa Blanca y el Capitolio. El colapso circulatorio y de comunicación, así como el miedo a ser objetivo de otros posibles atentados, provocó el cierre inmediato de las bolsas de Wall Street y de las Naciones Unidas, y muchos bancos y empresas decidieron suspender sus operaciones. Los alrededores de las Torres Gemelas parecían prácticamente una zona de guerra, con numerosos heridos ensangrentados siendo evacuados rápidamente a hospitales y los bomberos y policía intentando rescatar a los que habían quedado entre escombros o atrapados en los pisos superiores de los rascacielos.

Giuliani ordenó la evacuación de la parte sur de la isla de Manhattan después de que se desplomaran las Torres Gemelas y pidió a turistas y curiosos que no se acerquen para poder agilizar las operaciones de rescate y de evacuación de los heridos. «Quiero aprovechar para pedir a todos que se mantengan en calma y de esa forma poder evacuar la parte sur de Manhattan», señaló Giuliani, quien resaltó que hubo gente saltando al exterior desde las Torres Gemelas. «Ha sido una situación horrible», agregó. Las Torres Gemelas, cuya altura ahora es escasamente la mitad de los 110 pisos con que contaban originariamente, eran uno de los símbolos emblemáticos del poderío y la vitalidad de Nueva York, y una de sus principales atracciones turísticas.

Los atentados han representado un duro golpe para todos los neoyorquinos y estadounidenses, primero por producirse en un lugar tan famoso como Nueva York, cuya fisonomía ya nunca será la misma, y por haberse realizado de manera tan contundente y espectacular. Los dos atentados se produjeron a primera hora del día, sobre las 08.45 hora local, 14'45 horas en España, cuando millones de neoyorquinos se dirigían a sus trabajos, y un avión comercial, al parecer secuestrado y desviado por unos desconocidos, se estrelló contra uno de los rascacielos en el tercio más alto del edificio. Inmediatamente se produjo una enorme explosión, un incendio y una gran columna de humo que podía verse a kilómetros de distancia.

Aunque la sorpresa no había pasado y con las cámaras de televisión retransmitiéndolo en directo, quince minutos después, otro avión, al parecer más pequeño, impacto de igual manera contra la segunda Torre Gemela, a la altura del piso 30, y también se prendió fuego casi inmediatamente tras una fuerte explosión. Pasada escasamente una hora, las dos Torres Gemelas se envolvieron en enormes nubes de humo y, dañadas sus estructuras por el fuego, se desplomaron espectacularmente, lo que se teme habrá sepultados a muchas miembros de los servicios de asistencia, policía y bomberos que se encontraban al nivel de la calle.

Las autoridades municipales decidieron suspender las elecciones primarias previstas para hoy, martes, mientras los tres aeropuertos cercanos a Manhattan quedaron cerrados, lo que provocó el desvío o cancelación de millares de vuelos internacionales. Las bolsas de Wall Street, que tienen a gala no cerrar casi nunca en el año, se vieron obligadas asimismo a suspender la jornada porque muchísimos analistas e inversionistas no pudieron llegar, y ante el colapso que se produjo en las comunicaciones.