Los neoyorquinos estaban traumatizados tras los dos atentados sin
precedentes que provocaron, con media hora de intervalo, el
derrumbe de las torres gemelas donde funcionaba el emblemático
World Trade Center de Manhattan. «Dios mío, protégenos», murmuraba
entre sollozos una mujer. «Dios es lo único» que nos queda, decía
otro transeúnte que parecía completamente perdido. «Caminen hacia
el norte, caminen hacia el norte, no corran», exhortaban los
policías y los socorristas del barrio sur de la isla de Manhattan,
donde se encontraban las torres gemelas, golpeadas de frente por
dos aviones.
«Recién había salido del metro. Vi a la gente correr. No pude
ver el edificio en ese momento, por el humo. Los policías nos
dijeron de volvernos y ahí, vi las llamas. Miré un instante y el
edificio se derrumbó», relató, perplejo, Hayri Yilmaz. «Debe haber
miles de personas muertas ahí adentro. No puedo creer lo que veo»,
añadió.
Lauren Newmark, empleada del banco comercial estadounidense
Morgan Stanley, demoró más de una hora para descender las escaleras
de la torre sur, desde el piso 70, para abandonar el edificio antes
de que se derrumbara. «Todos estaban enloquecidos», señaló Newmark,
aunque añadió que intentaban actuar disciplinadamente. Durante su
huida, la empleada escuchó la segunda explosión. Menos de una hora
después de ser golpeada por un avión, la primera torre se derrumbó
como un castillo de naipes. Cerca de una media hora más tarde, la
segunda torre desapareció también, en el estruendo ensordecedor de
vidrios, acero y hormigón.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, declaró, sin dar un
balance preciso, que la explosión dejó un número «terrible» de
víctimas. Giuliani ordenó inmediatamente la evacuación del sur de
Manhattan y pidió a los habitantes que se «mantengan en calma». «Vi
a la gente saltar por las ventanas», declaró perturbado, y precisó
que había ido inmediatamente hacia el lugar. Giuliani aseguró que
no recibió «ningún tipo de advertencia». A las 11.00 horas locales,
el sur de la isla estaba bloqueado por la policía, mientras los
comercios y las oficinas habían cerrado. Sobre Manhattan, aviones
caza de tipo F-16 sobrevolaban los rascacielos de esta ciudad de
siete millones de habitantes.
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