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NUEVA YORK. EUROPA PRESS. El tercio sur de la isla de Manhattan permanecerá cerrado todo el día, mientras prosiguen las labores de rescate en las inmediaciones del World Trade Center. Por su parte, el alcalde de la ciudad, Rudolf Giuliani, ha anunciado que los colegios no abrirán hoy y ha pedido a los neoyorquinos que no entren a Manhattan si lo pueden evitar.

La entrada a Manhattan en coche está prohibida por el momento, salvo para los vehículos de emergencia. Tan sólo las líneas de metro que cubren la parte norte de la isla están en funcionamiento. El ayuntamiento ha prohibido la entrada de los ciudadanos en el tercio sur de Manhattan, por debajo de la calle 14, salvo a los residentes y servicios de emergencia. La violación de la norma puede acarrear arrestos, tal como ha advertido el alcalde Rudolph Giuliani.

No existen aún cifras oficiales de víctimas, y no se esperan hasta pasados unos días. Giuliani ha apuntado que el número será «más de lo que ninguno de nosotros podamos soportar», mientras fuentes oficiosas hablan de decenas de miles de muertos y heridos. En el hospital Saint Vincent, el más cercano al World Trade Center, se han recibido ya 300 heridos graves, en total hay unos 700 heridos graves en los hospitales de Nueva York y otras 250 personas han sido trasladadas en ambulancia. Además, los heridos que podían caminar por su propio pie han sido trasladados en barco a Nueva Jersey.

El alcalde ha anunciado que la policía está recibiendo llamadas de personas atrapadas en los escombros mediante sus teléfonos móviles, y dos policías han sido ya rescatadas de los escombros. Ésta es por el momento la prioridad de los servicios de emergencia. Sin embargo las caras sombrías de los bomberos y policías que trabajan en el rescate no hacen prever un labor fácil. Un médico trabajando en el rescate de las víctimas entre los escombros, declaró que «en cuatro horas de trabajo, en mi zona no hemos conseguido sacar a nadie con vida, es horrible». El médico, que no quiso dar su nombre, afirmó que los edificios seguían ardiendo, «el polvo está por todas partes», declaró, explicando que «el combustible de los aviones han provocado incendios muy difíciles de apagar». Describió la escena como «irreal e inverosímil.

Una torre gemela cayó sobre la West Side Highway, (parte de la autopista de circunvalación de Manhattan), los coches están aplastados como si fueran latas de refresco».

El sur de Manhattan es ahora una zona catastrófica, que recuerda a un bombardeo de la Segunda Guerra Mundial, como apuntó el alcalde. El silencio sólo se rompe por las sirenas, escasas ya por que los únicos vehículos que circulan son de la policía, los bomberos, o el ejército. Todo está cubierto de unos dos centímetros de un polvo gris semejante al que producen las erupciones volcánicas. Los edificios siguen ardiendo generando un humo que se extiende por kilómetros a la redonda, dificultando la respiración y la visibilidad. Las calles próximas al World Trade Center parecen una imagen congelada de una película, es como si la vida se hubiera detenido tras el derrumbe de la segunda torre. Terrazas cuyas mesas y sillas están volcadas en el suelo, zapatos abandonados, bicicletas tiradas en la calle, y todo cubierto del polvo gris. Multitud de imágenes publicitarias cubiertas de polvo muestran las Torres Gemelas como símbolo de la ciudad. Un símbolo que ya no existe, por lo que la célebre línea de rascacielos de Manhattan ha cambiado para siempre.

Todos los efectivos del Ejército, la Policía y los bomberos, así como el personal de la ciudad de Nueva York, y los estados adyacentes están participando en las labores de rescate. Aún no hay cifras oficiales, pero las oficiosas hablan de más de 300 trabajadores desaparecidos.