El régimen de los talibán de Afganistán, lejos de amedrantarse ante
el eminente ataque estadounidense a su país, amenazó ayer con
represalias a sus países vecinos si ayudan a Washington en sus
hipotéticos ataques aéreos, según informó ayer la agencia Afgan
Islamic Press (AIP), cercana a los talibán. Según la agencia AIP,
un comunicado del ministerio de Asuntos Exteriores de Kabul precisa
que «no puede descartarse la posibilidad de un ataque masivo por
parte de nuestros muyahidin (combatientes) si algún país vecino
ofrece sus bases terrestres o aéreas a las fuerzas
estadounidenses».
La postura del régimen talibán es tan firme, que en el día de
ayer, el propio Gobierno de Kabul reconoció que el multimillonario
y principal sospechoso de los atentados en Nueva York y Washington,
Ossama Bin Laden, se encuentra aún en Afganistán, y no sólo eso,
sino que además no obligarán al integrista saudí a abandonar su
refugio en el país árabe, según afirmó ayer el encargado de
negocios de la Embajada de los talibán en Abu Dhabi, Aziz
Al-Rahman. «Ossama bin Laden continúa en Afganistán», declaró el
diplomático, afirmando que es libre para permanecer o marcharse.
«Si quiere salir, nosotros no se lo impediremos. Pero si quiere
quedarse, no le obligaremos a irse. Él es el huésped de nuestro
pueblo», afirmó.
Asimismo, Kabul ordenó ayer a todos los extranjeros que
abandonen Afganistán, en previsión de un inminente ataque de
Estados Unidos. En vista de la situación actual, el Ministerio
talibán de Asuntos Exteriores solicitó en un comunicado «a todos
los extranjeros que abandonen Afganistán temporalmente», informó la
agencia de noticias con base en Pakistán «Afgan Islamic Press».
Casi todos los extranjeros que residían en Kabul abandonaron la
capital afgana el pasado jueves, entre ellos los diplomáticos y los
familiares de los ocho cooperantes extranjeros de la organización
humanitaria «Shelter Now Internacional», detenidos a principios de
agosto por hacer proselitismo cristiano. Los ocho cooperantes,
cuatro alemanes, dos australianos y dos estadounidenses, que son
juzgados por el Tribunal Supremo de Afganistán, tuvieron que
permanecer en Kabul, donde también se han quedado algunos
trabajadores humanitarios y algunos periodistas extranjeros.
Por su parte, el representante de la oposición afgana al régimen
talibán en Teherán, Mohamed Jeirjah, declaró en la jornada de ayer
que no desea un ataque estadounidense contra Afganistán, pero
aseguró que si se produjera «no debería dirigirse contra la gente»,
refiriéndose a la población civil. «No deseo que mi país sea el
objetivo de un ataque estadounidense, pero, si en el contexto de la
lucha antiterrorista, los estadounidenses quieren hacer algo, que
actúen contra los terroristas y no contra los civiles», afirmó en
el día de ayer el político afgano en Teherán.
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