Bush perfiló ayer con su Gabinete la estrategia de «la primera guerra del siglo XXI».

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EUROPA PRESS-WASHINGTON El multimillonario de origen saudí Ossama Bin Laden es el principal sospechoso de los atentados del martes pasado contra el World Trade Center de Nueva York y contra el edificio del Pentágono de Washington, según afirmó ayer en Camp David el presidente estadounidense, George W. Bush, que se encuentra reunido en su residencia de verano con su Gabinete para perfilar la estrategia de la que, dijo, va a ser «la primera guerra del siglo XXI». Esta confirmación indica que las represalias de Estados Unidos a los atentados perpetrados el pasado martes estarán centradas en la persona y los círculos del millonario saudí, pero también contra el país o países que refugien a Bin Laden y a su organización Al Qaida (La Base).

Bush no dudó en afirmar que «no existe ninguna duda de que Bin Laden es el sospechoso 'número uno'» de los atentados que han costado la vida a varios miles de personas y han conmocionado a todo el mundo. Por otro lado, el mandatario estadounidense señaló que el país está en «guerra» y por ello «todas las personas que llevan uniforme estadounidense tienen que estar preparadas». «Se ha cometido un acto de guerra contra América por terroristas», afirmó, asegurando que Estados Unidos hará «lo que haga falta» para encontrar a los responsables y «responderá en consecuencia» por los ataques recibidos. «Intentarán esconderse, intentarán evitar a Estados Unidos y a nuestros aliados y no les dejaremos», declaró. «Les perseguiremos y les encontraremos», prosiguió, añadiendo que a continuación «les llevaremos ante la Justicia». Bush aseguró que se descubrirá quién ha perpetrado el ataque «y les haremos salir de sus agujeros», pero subrayó que los estadounidenses «no buscan sólo venganza, sino ganar una guerra contra una conducta bárbara».

Por otro lado, en su mensaje radiofónico semanal, según la cadena CNN, Bush señaló a la nación que «los que han hecho la guerra contra Estados Unidos han escogido su propia destrucción». Además, les garantizó que la respuesta de Washington será «amplia, sustentada y efectiva». «Pediremos mucho al pueblo americano», afirmó el presidente pero «prevaleceremos. Le pediremos tener paciencia, porque el conflicto no será corto», dijo Bush. «Ustedes piden una solución, pero el conflicto no será fácil. Les pedimos que sean fuertes porque alcanzar la victoria podría ser prolongado».

De otra parte, el presidente estadounidense no descartó recurrir a tropas terrestres en sus represalias contra el terrorismo tras los atentados contra Nueva York y Washington, dijo su portavoz. Consultado acerca de si la creciente retórica de Bush estaba destinada a preparar al país para el despliegue de tropas terrestres, Ari Fleischer respondió: «El presidente prepara al público para todas las eventualidades». «El presidente no descartó nada», dijo Fleischer. Bush, que autorizó al Pentágono a llamar a 50.000 reservistas, dijo que tiene un mensaje para «quienquiera que use el uniforme: Prepárense. Estados Unidos hará lo que sea para ganar esta guerra». En un inusual despliegue de unidad, el Congreso dio al presidente la autoridad para usar «toda la fuerza necesaria y apropiada» para devolver el golpe a los terroristas.