Cerca de treinta personas "entre ellas mujeres y niños" murieron
sólo en Kabul, tras los ataques conjuntos estadounidenses y
británicos sobre lugares estratégicos en ciudades afganas que
comenzaron el domingo por la tarde, según el régimen de los
Talibán. El embajador de esa milicia en la capital paquistaní, el
«mulá» Abdul Salam Zaef, dijo que los proyectiles que alcanzaron
Kabul causaron esa cifra de víctimas mortales y precisó que los
ataques afectaron tanto a la parte civil como a la militar. Muchos
ciudadanos que permanecían en la ciudad huyeron despavoridos por el
comienzo de la operación «Libertad Duradera». Según el relato de
los testigos que llegaron a la frontera paquistaní, el caos y el
miedo reinan entre los ciudadanos, por el miedo a la segunda oleada
de bombardeo que comenzó ayer.
Por su parte, la Alianza Norte, la coalición guerrillera que se
opone al régimen talibán, afirmó ayer que la primera oleada no
causó víctimas civiles entre la población. Por otra parte, el
embajador talibán en Islamabad, el «mulá» Abdul Salam Zaeef, afirmó
ayer que las fuerzas de defensa afganas derribaron «cuatro aviones
enemigos» en el curso de los ataques. El «mulá» Salam Zaeef dijo
que «nuestras fuentes señalan que han sido derribados cuatro
aviones» en la zona de Farah, al suroeste de Afganistán, aunque no
precisó ni la nacionalidad ni el modelo de los aparatos. El
embajador talibán criticó, como ya hizo la noche del domingo, los
ataques, que calificó de «actos terroristas, no sólo contra
Afganistán, sino contra los musulmanes de todo el mundo».
Ante estas afirmaciones, el secretario estadounidense de
Defensa, Donald Rumsfeld, desmintió que ninguno de los aviones
estadounidenses y británicos que participaron en la primera oleada
de bombardeos contra Afganistán resultara alcanzado durante su
misión, asegurando que todos ellos regresaron a su base de partida.
El responsable estadounidense desmentía así la información
difundida por el embajador talibán en Pakistán. «Ningún aparato
resultó alcanzado», aseguró Rumsfeld en unas declaraciones a la
cadena de televisión NBC, aunque reconoció que la defensa antiaérea
afgana había disparado durante los bombardeos.
Al igual que en Kabul, también numerosos ciudadanos huyeron de
la ciudad sureña de Kandahar, bastión de los talibán en la zona
suroriental afgana, donde sus respectivos aeropuertos fueron
blancos de los asaltos. En Kandahar, también fue objeto de los
ataques la residencia cuartel del líder supremo de los talibán, el
«mulá» Omar. Pero muchas ciudades afganas también fueron golpeadas
en esta primera fase de la ofensiva contra la infraestructura del
régimen talibán.
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