La violencia estalló en las manifestaciones celebradas en algunas
ciudades de Pakistán por los grupos integristas islámicos
partidarios del régimen talibán para protestar contra los
bombardeos de EE UU y el Reino Unido contra Afganistán. Al menos
una persona murió y más de un centenar resultaron heridas en los
enfrentamientos librados en la ciudad de Quetta entre la policía y
unos diez mil manifestantes de la formación integrista Jamiat-
Ulema-e- Islam, o del Partido de los Clérigos Musulmanes.
Por su parte, el presidente paquistaní, general Pervez
Musharraf, expresó ayer su confianza en que sea de corta duración
la operación militar anglo-norteamericana lanzada contra Afganistán
y subrayó que no va dirigida contra el pueblo afgano, sino contra
la red terrorista de Osama Bin Laden. Los encolerizados
manifestantes, en su mayoría pastunes, el grupo étnico de los
talibán, tomaron bajo su control algunos barrios de Quetta, la
capital de la provincia de Beluchistán, tras levantar barricadas
formadas por pilas de neumáticos ardiendo.
Durante los disturbios, los alborotadores saquearon las
dependencias de la Alta Comisaría de las Naciones para los
Refugiados (ACNUR) e incendiaron las sedes del Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y dos salas de cine en
las que se proyectaban películas norteamericanas. También los
seguidores de los integristas paquistaníes, que coreaban gritos de
«Abajo con América» y «Muerte al presidente Bush», atacaron una
entidad bancaria, en la que causaron desperfectos, y quemaron las
dependencias de los servicios de investigación de la Policía y
varios comercios situados en el mercado de abasto.
La víctima, según el doctor Abdullah, del hospital general de
Quetta, murió al ser alcanzado en la nuca por uno de los botes de
humo disparados por la policía para disolver los grupos de
manifestantes. Entre los heridos figuraron tres policías que fueron
trasladados al hospital local tras recibir impactos de piedras u
otros objetos arrojados por los manifestantes, muchos de ellos
provistos de palos y fotografías de Osama Bin Laden, líder de la
red terrorista «Al Qaeda». Los disturbios en Quetta remitieron
después de que las autoridades desplegasen unidades de las fuerzas
paramilitares encargadas de la vigilancia de la frontera.
Mientras esto sucedía en las calles de Pakistán, el presidente
Musharraf subrayó que los ataques aliados no han tenido como
objetivo el pueblo afgano, sino que se enmarcan «en una operación
de lucha antiterrorista», que Pakistán suscribe plenamente.
Musharraf además reestructuró ayer la cúpula militar, reemplazando
al jefe de inteligencia y marginando a dos generales. Islamabad no
ofreció los motivos de los cambios.
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