EE UU entró ayer en su segunda semana de campaña militar contra
Afganistán, que incluye ahora entre sus objetivos los «de
oportunidad», es decir, los avistados casualmente por los pilotos.
Los talibán admiten que Kabul se ha quedado sin línea telefónica
por los bombardeos.
Las fuerzas aéreas estadounidenses reanudaron ayer los ataques
contra Afganistán, que entran así en su segunda semana, con el
lanzamiento de bombas y misiles contra el aeropuerto de Kabul, una
escuela militar del régimen talibán y una guarnición de artillería,
también en la capital afgana.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aseguró que EE UU
hace los mayores esfuerzos para evitar que civiles afganos resulten
afectados por la campaña militar. Además, el Pentágono planea
ampliar las acciones de castigo en la próxima fase de la operación
«Libertad Duradera». En la nueva etapa, los estrategas
estadounidenses quieren incluir ataques encubiertos y otras
operaciones de mayor alcance que se realizarán con helicópteros,
además de seguir con los bombardeos.
El objetivo es actuar de manera que los terroristas que se
refugian en Afganistán tengan claro que EE UU les está persiguiendo
en su mismo terreno. También se baraja que el próximo blanco de EE
UU en Afganistán será la 55 brigada de la milicia talibán, una
fuerza de asalto integrada por varios miles de soldados, según
informó «The Washington Post».
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