El temor ante la posibilidad de un ataque bacteriológico con ántrax
se extiende estos días por todo el mundo, después de que en EE UU
se haya confirmado la existencia de doce casos de contagio.
En las últimas horas se han producido desalojos en aeropuertos,
empresas o instalaciones oficiales de países tan distantes entre sí
como Austria o Australia, tras desatarse la alarma ante un eventual
ataque con esta bacteria.
En Europa, el Ministerio de Defensa austrÍaco ordenó, en la
noche del domingo, la evacuación de la terminal uno del aeropuerto
de Viena, tras haberse encontrado un recipiente con polvos blancos
junto a un quiosco de periódicos. El material sospechoso resultó
ser harina. No lejos de allí, en la ciudad suiza de Basilea, un
empleado de la multinacional farmacéutica Novartis fue sometido a
un tratamiento preventivo tras recibir un sobre que contenía un
polvo sospechoso y cuyos resultados serán conocidos
próximamente.
Varias centrales de correos alemanas fueron cerradas
provisionalmente después de que se recibieran cinco envíos
sospechosos de contener ántrax, que no se confirmaron, y la oficina
de correos de la Cancillería en Berlín fue cerrada ayer tras la
recepción de un sobre que tenía en su interior un polvo blanco.
En un «punto sensible» en esta crisis, Israel, la policía
practicó ayer análisis a seis sobres recibidos por ciudadanos del
país, algunos procedentes del extranjero, de los que se sospecha
que pudieran contener la bacteria del ántrax.
La alarma cruzó el océano Pacífico, desde Estados Unidos, y
llegó a Australia, donde al menos cinco oficinas, entre ellas el
consulado de Estados Unidos en Melburne, fueron ayer evacuadas tras
recibir paquetes o sobres sospechosos de portar ántrax.
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