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EFE-WASHINGTON Mientras aumentan las divergencias internas sobre los resultados de la primera semana de ataques contra Afganistán, Estados Unidos está enviando más medios militares para aumentar su poder aéreo. La cúpula militar de EE UU y la dirección civil del Pentágono están enfrentadas por cómo continuar la campaña militar sobre suelo afgano, según publican varios medios estadounidenses.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se ha quejado en privado en los últimos días de que los jefes militares no le han presentado «un plan de batalla creativo», señala el último número de la revista «Newsweek».

La principal diferencia radicaría en la cuestión de cuándo comenzar operaciones terrestres, con los jefes militares mucho más reticentes a enviar miembros de las Fuerzas Especiales a suelo afgano para otra cosa que no sean misiones de recogida de información.

La cuestión que parece planear sobre los estrategas es que, tras ocho días de ataques, las bombas no han conseguido «sacar de sus agujeros» a los terroristas, tal como preveía el presidente George W. Bush, y los propios militares reconocen que el simple uso de la fuerza no es la solución a todo el problema.

«Soy extraordinariamente pesimista acerca de la falta de información» sobre la marcha de la campaña, señala por su parte un general de la Fuerza Aérea en declaraciones que publicaba ayer «The Washington Post». El militar, quien pidió el anonimato, considera que, si hubiera resultados más positivos, Rumsfeld se hubiera apresurado a anunciarlos.