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AGENCIAS - ISLAMABAD El jefe de la diplomacia estadounidense, Colin Powell, subió el tono del debate entre los pakistaníes incluso antes de su llegada ayer a Islamabad. En protesta contra la breve presencia del secretario del Estado en Pakistán, los integristas de este país islámico celebraron una huelga nacional, acompañada por una serie de manifestaciones, que fue ampliamente respaldada en algunas de las ciudades más importantes.

«La nación no tolerará que los pies sucios (de Powell) pisen nuestro suelo limpio», advirtieron los líderes de una coalición de fuerzas integristas», que instaron a la población a cerrar sus comercios para mostrar su rechazo a Estados Unidos y «sus mandatarios títeres en Pakistán».

En Karachi, la ciudad más grande del país y donde dos policías murieron, las actividades normales de un día laboral prácticamente cesaron. La huelga también fue muy seguida en Peshawar y en Qüetta, aunque en la propia Islamabad la jornada transcurrió casi con normalidad.

El 83 por ciento de los pakistaníes apoyan a los talibán en el conflicto actual y sólo un 3 por ciento a Estados Unidos, según informa el estadounidense «Newsweek».

El Gobierno de Musharraf aprovechará la visita de Powell para instar a EE UU a terminar cuanto antes con los bombardeos, que pueden causar la pérdida de vidas inocentes, producir una ola de refugiados y ayudar a la Alianza del Norte a tomar Kabul e imponer un gobierno sin la participación de la etnia mayoritaria, la pastún.