Dos israelíes murieron y más de cuarenta resultaron heridos ayer en
un atentado palestino en Jerusalén, que también costó la vida al
atacante y que por el momento no afectará a la retirada del
Ejército israelí de la ciudad cisjordana de Kalkilia, prevista para
anoche.
Las dos víctimas, un hombre y una mujer, murieron cuando un
palestino disparó varias ráfagas contra un autobús de línea en el
que viajaban y que cubría el trayecto desde uno de los barrios
periféricos de Jerusalén hasta el centro de la ciudad.
El atacante fue abatido poco después del atentado por agentes de
los organismos de seguridad israelíes que le dispararon cuando
trataba de escapar hacia la vecina aldea palestina de Shuafat. El
gran número de heridos se debe a que el palestino disparó un
cargador completo antes de huir, y a que el vehículo estaba lleno
de pasajeros por ser una hora punta. Una de las víctimas ingresó en
el hospital en estado crítico, otras cuatro con heridas graves y el
resto sufrió heridas entre leves y moderadas, informaron fuentes
hospitalarias.
Este ataque es el sexto que activistas palestinos cometen en ese
cruce desde que comenzó el alzamiento palestino o «intifada de
Al-Aksa» en septiembre de 2000, lo que explica la presencia en el
lugar de una patrulla de la policía israelí de fronteras. El
atacante, de 34 años y residente en la ciudad cisjordana de Hebrón,
era un conocido militante de la Yihad Islámica, aunque tanto esa
organización como el Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS)
asumieron la autoría del atentado.
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