Un centenar de soldados estadounidenses de las fuerzas especiales
del Ejército patrullan el sur de Afganistán con vehículos
especiales para llevar a cabo operaciones encubierta contra los
dirigentes afganos de la red Al Qaeda que dirige el multimillonario
saudí Osama bin Laden, considerado como el máximo responsable de
los ataques del 11 de septiembre. Así lo confirmó el secretario de
Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld.
El jefe de la operación «Libertad Duradera», el general Tommy
Franks, aseguró ayer que, poco a poco, se va «apretando la soga»
alrededor del cuello de Osama Bin Laden. En conferencia de prensa
celebrada en el Pentágono, Franks dijo que continúa la lucha en
Kunduz -una ciudad que dijo «está infestada de gente muy próxima a
Bin Laden», y destacó que la tónica de los próximos días va a ser
la misma. Mientras, Pakistán movilizó ayer tropas y tanques hacia
el sur de su frontera con Afganistán. Un tren repleto de soldados y
tanques fue visto en dirección al poblado fronterizo de Chaman,
mientras funcionarios paquistaníes dijeron que habían sellado la
frontera con Afganistán en caso de que Bin Laden trate de entrar al
país y así evadir la persecución de EE UU.
Por su parte, Osama bin Laden prefiere morir antes que rendirse
a Estados Unidos, según un portavoz talibán citado por la agencia
Afghan Islamic Press (AIP). «América jamás podrá detenerle vivo»,
añadió el portavoz, el mulá Abdulá, quien descartó rumores de la
posible detención del disidente saudí.
La organización del disidente saudí Osama Bin Laden, Al Qaeda,
contaba con planes detallados sobre armas nucleares y otras bombas
terroristas en una de sus instalaciones en Kabul, señaló ayer el
periódico «The Times». Los documentos, parcialmente quemados y
escritos en árabe, urdu, alemán e inglés, fueron encontrados por
ese diario británico en una casa en el barrio de Karta Parwan, en
la capital afgana.
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