El Gobierno argentino de Eduardo Duhalde pidió ayer al Parlamento
facultades extraordinarias para fijar una nueva relación de cambio
entre la moneda nacional, el peso, y las divisas extranjeras, según
establece el proyecto de ley de emergencia pública en materia
económica, financiera y cambiaria, que los congresistas comenzarán
a debatir antes de la medianoche (hora local). Duhalde afirmó ayer
reiteró ayer durante una intervención ante empresarios que
«Argentina está en quiebra».
Amparado en las disposiciones constitucionales en caso de
desastre nacional, el Gobierno formado por el peronista Eduardo
Duhalde desconocerá las cláusulas de los contratos con las empresas
privatizadas de servicios públicos que permitían la indexación de
sus tarifas de acuerdo con el dólar estadounidense. Esta medida
causará pérdidas millonarias a las compañías prestadoras, en su
mayoría extranjeras, ante la depreciación del 35 por ciento que
sufrirá el peso. El artículo tercero del proyecto determina que el
Banco Central de Argentina (BCA) podrá comprar y vender divisas con
sus propios recursos o emitir pesos necesarios para tal fin al
precio establecido por el Poder Ejecutivo Nacional».
Duhalde llamó ayer a construir «una nueva alianza productiva» y
a «despertar la conciencia nacional», tras décadas de predominio
del sector financiero en el país, la tercera economía de América
Latina. En un discurso ante empresarios y sindicalistas, Duhalde
confirmó la inminente devaluación del peso argentino, pero evitó
hablar sobre el plan que aplicará para salir del modelo de paridad
cambiaria con el dólar vigente desde 1991 y reactivar la
economía.
Por otra parte, el desabastecimiento y la remarcación de precios
en productos de primera necesidad ante una inminente devaluación
provocaron ayer una creciente preocupación en Argentina, con
protestas en diversos puntos del país. El Gobierno del presidente
Eduardo Duhalde dispondrá el fin de la convertibilidad del peso,
con la fijación de dos tipos de cambio, uno comercial y financiero,
a 1'35 peso, y otro de cotización libre.
El presidente destacó que «esto requiere un cambio cultural muy
importante», por lo que llamó a un «despertar de la conciencia
nacional». Duhalde afirmó en un momento de su intervención que si
Argentina sigue cayendo puede producirse un «baño de sangre» en el
país, donde dos manifestaciones populares precipitaron la renuncia
de sus dos antecesores en diciembre pasado. «El escalón hacia abajo
significará un baño de sangre», subrayó. Los empresarios y
sindicalistas que asistieron a la cita se declararon satisfechos,
pero darán su opinión tras conocer los planes del Gobierno.
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