Ford anunció ayer el cierre de cinco fábricas y el despido de
35.000 trabajadores en todo el mundo, 21.500 en América del Norte,
dentro de un drástico plan global de reestructuración para
recuperar su rentabilidad. El ajuste no afectará a la planta de
Almusafes en València. El segundo fabricante mundial de automóviles
presentó una amarga medicina que incluye recortes en todos los
departamentos, en un momento difícil para este sector, que teme que
las ventas en EE UU bajen un 10% respecto al año 2001.
El principal punto del plan es el cierre de cinco fábricas en
Estados Unidos y Canadá para recortar su capacidad de producción en
un 16 por ciento, de 5'7 a 4'8 millones de unidades anuales, y así
sanear sus operaciones en América del Norte (región que también
incluye a México). «Nos hemos apartado de lo que nos llevó a la
cima, y nos está costando mucho», dijo el presidente de la
compañía, William Clay Ford, durante un anuncio en la sede central,
en Detroit.
Pero Ford inició una caída en picado durante el pasado año,
debido a problemas de calidad con sus vehículos que le obligaron a
realizar masivas llamadas a revisión. Además, la empresa gastó en
2001 un total de 3.000 millones de dólares en una segunda retirada
de mercado de neumáticos Firestone, en esta ocasión 13 millones
unidades montadas de serie en su popular todoterreno Explorer.
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