Los primeros prisioneros de Al Qaeda trasladados en medio de
extraordinarias medidas de seguridad desde Kandahar (Afganistán),
llegaron ayer viernes a la base naval de Guantánamo, en Cuba, según
confirmó el Pentágono. El presidente de la Junta de Jefes de Estado
mayor, Richard Myers, indicó en conferencia de prensa que el avión
C-17 con los 20 prisioneros a bordo tomó tierra en la Base naval a
la 18.50 de la tarde, tras un vuelo de 20 horas. Los prisioneros
viajaron encadenados y encapuchados para prevenir una posible
revuelta, y serán ubicados en el llamado «Campamento rayos X», una
instalación de máxima seguridad de la base de Guantánamo.
El Pentágono considera que varios de estos prisioneros, que se
supone son correligionarios de Osama bin Laden, pueden ser
peligrosos e incluso suicidas, de ahí que se hayan extremado las
medidas de seguridad durante su traslado. En las últimas semanas
unos 1.000 militares de EE UU han recibido la orden de trasladarse
a Guantánamo para realizar trabajos de preparación y vigilancia.
Esa base está rodeada por casi 18 millas de una malla metálica con
alambres de púa y separada del resto de la isla por otra malla
similar y un campo minado. Allí, los detenidos serán colocados, uno
a uno, en celdas al aire libre, que más bien parecen jaulas, ya que
sólo tienen un techo de madera y una malla metálica.
En este sentido, el secretario de Defensa estadounidense, Donald
Rumsfeld, insisitió que los presos talibán son «combatientes
ilegales» y no «prisioneros de guerra», por lo que sus derechos no
están contemplados por la Convención de Ginebra. Además, Rumsfeld
explicó que los presos no podrán ser ni fotografiados ni
entrevistados, para protegerles contra posibles insultos y la
curiosidad del público. Por su parte, el máximo responsable de las
Fuerzas Aliadas en Afganistán, Richard Myers, insistió en que los
detenidos recibirán «el mejor trato humano posible».
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