El dólar cerró anoche con un precio de 1'70 a 1'75 pesos en el
mercado libre de divisas de Argentina, frente a la cotización
oficial de 1'40 pesos, en la primera jornada de operaciones con
moneda extranjera desde hace varias semanas. Este fue el primer día
en que se cotizó el dólar estadounidense desde la devaluación
decretada el domingo por el Gobierno argentino, que representó el
final de la paridad entre el dólar y el peso que estaba vigente
desde 1991. La jornada se desarrolló con largas colas en las casas
de cambio del centro de la capital, muchas dudas por el nuevo
sistema y numerosas quejas por las limitaciones que se mantienen en
el acceso al dinero que tienen depositado en el banco los
argentinos.
En las principales casas de cambio de Buenos Aires el dólar se
compraba al final de la jornada entre 1'45 y 1'55 pesos, mientras
que se vendía entre 1'70 y 1'75 pesos. La devaluación decretada por
el Gobierno implicó un depreciación del peso argentino del 28'5 por
ciento, pero en el mercado libre representó entre el 41'1 y el 42'8
por ciento. Las operaciones en divisas estaban suspendidas desde
hacía 22 días, desde el 19 de diciembre pasado, por decisión del
entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, ante el temor de
una brusca caída de las reservas.
A comienzos de diciembre, el Gobierno había impuesto también
restricciones en el uso de dinero en efectivo, al limitar las
extracciones de las cuentas corrientes y las cajas de ahorros a
1.000 pesos. La ausencia de dinero circulante fue una de la razones
por las cuales, según operadores del mercado de divisas, los
argentinos no se volcaron hoy a las casas de cambio y primaron las
personas que querían cambiar cantidades que no superaban los 200
dólares. Las operaciones se produjeron en medio de cierto
desconcierto, porque el Banco Central estuvo informando sobre
detalles del mercado hasta poco antes de que abrieran los mercados
de divisas.
Frente a las casas de cambio en el centro de Buenos Aires hubo
durante todo el día colas muy largas, de al menos 20 y 30 personas,
que esperaron su turno bajo un arrasador sol para comprar y vender
dólares. Para algunos, la primera jornada del nuevo sistema
monetario marcó uno de sus últimos días en un país hundido en una
feroz crisis económica, política y social. «Tomé la decisión de
irme del país porque no doy más. Pero con lo del 'corralito' (las
restricciones al retiro de efectivo de los bancos) y lo del feriado
cambiario tuve que posponer el viaje», dijo Mario, de 40 años,
mientras hacía cola frente a una casa de cambio en Buenos
Aires.
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