El estado de psicosis que se vive en Israel es tal que ayer fue
abatido un ladrón de coches palestino que se había infiltrado en la
zona de Tel Aviv, mientras en Jerusalén cientos de agentes de
policía «han tomado» la ciudad en previsión de nuevos atentados. La
víctima, Mayid Abu Saade, de 24 años, fue marcada por los
organismos de seguridad como un presunto «terrorista» debido a que
irrumpió con su coche en una barrera militar al sur de la ciudad
cisjordana de Kalkilia, donde hirió a uno de los soldados.
En contados minutos el supuesto «atacante» llegó a la localidad
de Petaj Tikva, donde se apropió del Volvo de una pareja de
ancianos con el que había colisionado y, de allí, se adentró en la
zona metropolitana de Tel Aviv, donde los agentes del orden lo
abatieron a disparos.
El caso de Abu Saade, de la aldea de A-Til, al norte de
Tulkarem, refleja el estado de psicosis que vive la población
israelí tras una serie de atentados en las últimas semanas, en
Hedera y Jerusalén Occidental, que han puesto en jaque a los
organismos de seguridad.
Testigos presenciales llegaron a decir que la víctima disparó
contra los viandantes y los agentes del orden, cuando en realidad
ni siquiera iba armado. Además, 23 israelíes que estaban en el
lugar de los hechos fueron internados en hospitales a causa de
síndromes post-traumáticos.
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