El ex coronel Alfredo Astiz recobró ayer la libertad.

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FRANCE PRESS-BUENOS AIRES El represor argentino Alfredo Astiz recuperó ayer su libertad después de que el Gobierno del peronista Eduardo Duhalde haya rechazado la petición de extradición formulada por la Justicia sueca. La negativa a la extradición se formalizó mediante una resolución del Ministerio de Asuntos Exteriores firmada por el ministro a cargo de esa cartera, Horacio Jaunarena, que encabeza transitoriamente la Cancillería mientras Carlos Ruckauf se encuentra de viaje, según informaron fuentes del Ministerio de Defensa.

Astiz, detenido el pasado mes de diciembre, se encuentra detenido en la base naval de Mar del Plata por orden del juez Sergio Torres, que pidió su captura ante la solicitud de extradición remitida por el Gobierno de Suecia, que acusa al ex capitán de la Armada de la desaparición de la ciudadana de esa nacionalidad Dagmar Hagelin, durante la Dictadura militar (1976-1983).

Por otra parte, y un día después de una multitudinaria manifestación de desocupados en Buenos Aires, el presidente argentino, Eduardo Duhalde, aseguró ayer que si no estuviera al frente del Ejecutivo, tal vez estaría en un piquete o con una cacerola. «Cuando veía las manifestaciones populares tanto de la clase media en los cacerolazos, como los piqueteros, los sectores más humillados y postergados que cortan rutas (carreteras), decía que estoy pensando en cómo resolver los problemas de esa gente», afirmó Duhalde en declaraciones a Radio Nacional.

En este contexto, el mandatario argentino pidió a los sectores que realicen esas protestas que lo ayuden. «Pensamos igual antes de anunciar que cumplirá la promesa de otorgar un millón de puestos de trabajo subsidiados para jefes de familia desocupados y 250.000 para jóvenes que no ingresaron en el mercado laboral», señaló. «Si no tuviera esta responsabilidad, quizás estaría en un piquete o con una cacerola -enfatizó-, pero tengo que ver cómo podemos en esta situación tan límite, dar solución lo más rápidamente posible a esta Argentina que califiqué tantas veces como injusta y dependiente».