Unos tres mil pasajeros tuvieron que ser evacuados del aeropuerto internacional de San Francisco.

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NATALIA CANTERO-SAN FRANCISCO Las autoridades tratan de determinar la identidad del hombre que huyó del aeropuerto de San Francisco tras encontrársele en los zapatos restos de una sustancia que podría ser explosiva. A la confusión y el caos tras el desalojo de la terminal número tres del aeropuerto internacional de San Francisco (California), se suma el desconcierto de miles de pasajeros que no entienden cómo las autoridades han dejado que el presunto portador de explosivos se esfume con tanta facilidad.

«Es desafortunado que un solo individuo pueda ocasionar esta locura», dijo el portavoz del aeropuerto, Ron Wilson. Varias horas después de que ocurriera el incidente, en plena hora punta -a las 07.00 hora local (las 17.00 horas en Balears)- todavía no estaba claro lo ocurrido, y mucho menos cuál es la identidad del portador de lo que podrían ser explosivos, del que sólo se sabe que es un hombre blanco de unos cuarenta años.

Este hombre se mezcló entre los demás pasajeros antes de que las fuerzas de seguridad pudieran retenerlo. Lo sorprendente para muchos pasajeros es que entre estas fuerzas se encuentran miembros -ostentosamente armados- de la Guardia Nacional, desplegados en los principales aeropuertos del país como una medida especial de seguridad tras los atentados del 11 de septiembre.

El portavoz del aeropuerto Mike McCarron dijo que lo que inicialmente se identificó como restos de explosivos también podría ser material inocuo, como por ejemplo trazas de fuegos artificiales o incluso restos de tabletas de nitroglicerina, que se utiliza como medicamento para ciertos problemas del corazón. Este material se detectó cuando el personal de seguridad siguió el procedimiento habitual, que consiste en pasar una especie de gasa por encima de los zapatos del sospechoso, para colocarlos después en un escáner.

Pero no está claro si el hombre fue elegido al azar o si, por algún motivo, despertó las sospechas de los guardias. Los al menos 3.000 pasajeros que esperaban para ser embarcados en uno de los 28 vuelos de United Airlines -la mayor aerolínea del aeropuerto- tuvieron que soportar las bajas temperaturas de la mañana durante unas cuatro horas en las inmediaciones de la terminal antes de poder volver al edificio, donde tuvieron que pasar nuevamente por seguridad.