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EFE-FRANCE PRESS Sharon, que era entonces ministro de Defensa y el artífice de la invasión militar a ese país para erradicar a la guerrilla de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dice al diario de Tel Aviv que no lo hizo pues existía un pacto para no matarlo. El primer ministro israelí, que por segunda vez desde hace dos meses tiene sitiado a Arafat, ahora en la ciudad cisjordana de Ramala, afirma que «si hiciese lo necesario, puede volver a ser un socio para las negociaciones de paz».

Sharon se refiere a que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) «debe combatir el terrorismo». En 1982, Arafat y sus guerrilleros se vieron obligados a evacuar sus bases y la sede de la OLP en el Líbano, que fue trasladada a Túnez, desde donde el histórico líder palestino llegó en 1994 a Gaza como presidente de la ANP tras los acuerdos de Oslo (1993) con Israel. En opinión del general Sharon, líder del bloque populista de derecha Likud, «al final de cuentas, surgirá un Estado palestino independiente pero desmilitarizado» en Cisjordania y Gaza. Asimismo, el jefe del Gobierno, cuya disposición a aceptar un Estado palestino es rechazada de plano por la mayoría de los dirigentes del Likud, señala que por la paz con los palestinos está preparado a «renunciar a partes de la Tierra de Israel». El «Maariv» difundirá la entrevista completa hoy en su suplemento de fin de semana.

El ministro de Asuntos Exteriores y presidente del Consejo de Ministros de la Unión Europea, Josep Piqué, deploró ayer las declaraciones del primer ministro israelí en las que éste lamentaba que no se «liquidara» al presidente palestino, Yaser Arafat, durante la guerra de Líbano en los años ochenta. No obstante, el ministro admitió que no tenía conocimiento de estas afirmaciones.

En rueda de prensa conjunta en Madrid con el comisario europeo de Relaciones Exteriores, Chris Patten, y con el ministro australiano de Exteriores, Alexander Downer, Piqué señaló que si dichas declaraciones «se corresponden con lo que ha expresado el primer ministro Sharon», entonces «debo decir que las deploro y que merecen nuestro rechazo». El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se declaró ayer «angustiado» por las palabras de Sharon. Prodi expresó su preocupación por la situación de Oriente Medio. «No había visto hasta ahora una degradación de este tipo», dijo Prodi, para quien «se están perdiendo los puntos de referencia humanos y el sentido de la compasión».

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) reaccionó con indignación a unas declaraciones del primer ministro israelí al diario «Maariv». «Parece que Sharon quiere corregir ahora el 'error' que cometió en 1982», dijo el negociador jefe palestino y ministro de Gobernación Local, Saeb Erekat, quien tildó al primer ministro israelí de «mafioso». Observadores palestinos consideraron que existe una «enemistad personal» entre ambos mandatarios, lo que también explica quizá el confinamiento al que Arafat es sometido por Israel, desde hace dos meses, en la ciudad cisjordana de Ramala. Nabil Abu Rudaina, asesor del presidente palestino, manifestó en declaraciones a la agencia WAFA que las palabras de Sharon son una «provocación» y no sirven al interés de la paz.