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J. DE LA GUARDIA-JERUSALÉN El Ejército israelí continuó a lo largo del día de ayer con sus operaciones de represalia en los campos de refugiados de Balata y Jenín. Siete palestinos, entre ellos dos niños y un dirigente de Hamás, fallecieron a lo largo de una jornada menos sangrienta que la anterior, pero que confirma la intención del Ejército de proseguir las operaciones hasta inutilizar las fábricas de morteros y los depósitos de armas ubicadas en los campos.

El alto número de víctimas y heridos civiles ha desencadenado las críticas de la comunidad internacional. Por su parte, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, manifestó su escepticismo en relación a la nueva iniciativa de paz saudí, un día después de mantener una reunión al respecto con el Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de la Unión Europea, Javier Solana. Mubarak viajará a Washington la semana que viene para, entre otras cosas, evaluar conjuntamente con su homólogo estadounidense, George W. Bush, la viabilidad de la propuesta.

El 'Tsahal' (Ejército israelí) prosiguió con sus operaciones en el campo de refugiados de Jenín, donde penetró con el apoyo de tanques y helicópteros. Asimismo, empleó excavadoras militares para derruir las estructuras que pueden dar cobijo a francotiradores, suicidas con explosivos o alguna bomba de fabricación casera. Según fuentes palestinas, al menos diez inmuebles resultaron completamente destrozados de esta manera y decenas más fueron dañados parcialmente. La oficina del portavoz de las fuerzas armadas aseguró que las tropas están entrando casa por casa, en acciones de búsqueda sistemática de explosivos y armas de fuego, dentro de las localidades que calificó de «santuario para los terroristas».

Una periodista árabe-israelí del Jerusalem Media and Communication Center (JMCC), Nidal Rafá, afirmó en una entrevista en directo concedida desde el campo de Jenín a la cadena de televisión británica BBC que en alguna ocasión las tropas llegaron a amenazar de muerte a aquellas familias que decidieron permanecer en sus casas en vez de evacuarlas, para el caso de que encontraran armas o explosivos en sus viviendas. Al menos cinco palestinos más fallecieron en el transcurso de las operaciones en Balata y Jenín, y un sexto, un niño de siete años, murió al ser abatido en el norte de la Franja de Gaza. Según informaron fuentes sanitarias palestinas, 30 personas resultaron heridas. Entre las víctimas de Jenín figura una niña de nueve años que fue alcanzada por un helicóptero mientras se encontraba en el balcón de su casa.